octavio paz

T.S. Eliot, uno de los primeros poetas que leyó junto a Rilke, Apollinaire, Cernuda y Neruda, produjo a Octavio Paz (Mixcoac, 1914) [1] una gran impresión y le abrió las puertas de la poesía moderna. Eliot [2] le habría mostrado la vía de reconciliación entre el mundo moderno y la tradición, enseñándole que el pasado está en el presente, el eterno ahora, donde en un instante confluyen ayer y mañana.

Sus primeros libros de poemas fueron reunidos en A la orilla del mundo  (1942). La muerte y el amor son los motivos recurrentes de este periodo, un amor en rapto de posesión absoluta donde el ser se sume en la intimidad del otro, el amado, que incesante huye y nos deja vacíos e inertes. Sed de posesión, de realidad, de conocimiento, que en Paz es dramática, pues teniendo la certeza de que la materia es perecedera, al llenarse de amor, agoniza viviendo.

La Guerra civil española cambió su vida, sus concepciones, y el rumbo de su poesía. El joven mexicano taciturno se tornaría un escéptico ante las posibilidades de una transformación de la condición humana [3] . En 1937 Paz asistió al congreso de escritores antifacistas convocado en Valencia, la ciudad meridional que se había convertido en sede del gobierno Republicano con la presidencia de Manuel Azaña.

Un lustro más tarde visitó Estados Unidos, donde había vivido, durante el destierro de su padre. A los veintitrés años encontró un país, que estando en guerra, pasaba por uno de sus mejores momentos. Luego de ser testigo de los raids  de la policía contra los pachucos [4] ; asistir a la creación de las Naciones Unidas en San Francisco y dar conferencias en Vermont, se instaló en Berkeley para estudiar literatura latinoamericana. Allí se vio a sí mismo y a su país desde la otra orilla, experiencia que le ofreció la imagen inicial para componer su famoso libro El laberinto de la soledad (1956).

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1. Nació y creció en una gigantesca casa donde su abuelo tenía una biblioteca de doce mil volumenes. Su abuelo fue defensor de los derechos de los campesinos y autor de una de las primeras novelas mexicanas que tratan el tema. El padre fue abogado y un influyente pionero en asuntos de reforma agraria, que acompañó a Emiliano Zapata durante la revolución y fue su representante en Estados Unidos. A los diez años Paz estaba familiarizado con la literatura moderna de España y América, y con Novalis, Nietzsche y Marx. Sus primeros poemas aparecieron en Barandal (1931-1933), y Cuadernos del Valle de México (1933-1934) y a los diecinueve publicó su primer libro de versos: Luna silvestre (1933), omitido en la antología Libertad bajo palabra (1960). Estudió literatura en la Universidad de México pero se negó a graduarse, abandonando los estudios para ir a Yucatán donde fundó una escuela secundaria y descubrió por si mismo el pasado de México. Durante algunos años, luego de su regreso de España, vivió en Ciudad de México donde colaboró en la creación de revistas como Taller y El hijo pródigo, e hizo traducciones del francés, alemán e inglés. En 1945 entró en el servicio diplomático. Su primer destino fue París (1946-1951) donde conoció a Bretón, Supervielle, Camus, Sartre y colaboró en Fontaine y el Almanach surréaliste du demi-siecle. Durante los años cincuentas trabajó en Japón e India, sumergiéndose en la poesía oriental, en su pintura y arquitectura y en los clásicos del Budismo y el Taoísmo. Permaneció en el servicio exterior hasta 1968, cuando renunció como protesta contra la violenta represión del gobierno contra los estudiantes en La Plaza de las Tres Culturas durante la Olimpíada. Sus opiniones sobre esos acontecimientos están consignados en Posdata (1970). Las experiencias en India, Ceylan y Afganistán, en Ladera este (1969), con poemas escritos entre 1962 y 1968. Durante un tiempo enseñó en la Universidad de Texas, y fue Profesor de Estudios Latinoamericanos en Cambridge y de Poesía en Harvard. Luego regresó a México para editar las revistas de poesía y política Plural y Vuelta. Su trabajo posterior ha tomado varias direcciones. El poema espacial Todopoemas (1968) parece poesía concreta; Blanco (1967), está  impreso como un texto que se desenrolla a fin de permitir múltiples lecturas. Renga (1969), es una cadena acumulativa de sonetos en cuatro lenguas, escritos por cuatro poetas: Paz, Jacques Roubaud, Edoardo Sanguinetti y Charles Tomplinson. La más reciente recopilación de su obra en verso es Poemas (1935-1975) (1979), y en prosa: México en la obra de Octavio Paz (1987), en tres volumenes.  Ha recibido el Gran Premio Internacional de Poesía (1963), Cervantes (1981), T.S. Eliot (1987), Britannanica (1988), Mondello (1989), Tocqueville (1989) y Nobel de Literatura (1990), entre otros. Véase Flores, Angel, ed: Aproximaciones a Octavio Paz, México, 1974. Gimferrer, Pere, ed: Octavio Paz, Madrid, 1983. Roggiano, Alfredo, ed: Octavio Paz, Madrid, 1979. Sucre, Guillermo, et al: Acerca de Octavio Paz, Montevideo, 1974. Varios: Homenaje a Paz, en Revista Iberoamericana, nº 74, 1971. Varios: Homenaje a Octavio Paz, en Cuadernos Hispanoamericanos, nºs 343-344-345, Madrid, 1979. Verani, Hugo: Octavio Paz: Bibliografía crítica, México, 1983.

2. T. S. Eliot (1888-1965) fue una de las figuras mas importantes del periodo llamado de entreguerras. Incluso mucho más que Ezra Pound, Eliot creo el gusto y el vocabulario crítico de su generación. The Waste Land, el mas impresionante e innovador de sus poemas, fue, según llego a afirmar William Carlos Williams, una especie de bomba atómica de su tiempo y Eliot, el mayor poeta de lengua inglesa y la más autorizada de las voces de la crítica moderna a ambos lados del Atlántico. Eliot descendía de una familia de Nueva Inglaterra que había llegado a América a mediados del siglo XVII. Nacido en San Louis, fue a la escuela primaria en Boston y luego ingresó a Harvard para estudiar filosofía y literatura. Alli, leyó a los simbolisas franceses, cuyo estilo influiría notablemente el suyo, en especial ensu primera etapa. De Harvard fue a Europa para concluir su trabajo de tesis sobre F.H. Bradley, que no terminó. De la lectura del filosófo inglés Eliot extraería tu tesis sobre las <<consciencias aisladas>>, uno de los pibotes en los cuales parece sostenerse su discurso sobre el aislamiento del hombre contemporáneo. Al estallar la Primera Guerra Mundial Eliot se estableció en Londres, trabajando como empleado bancario. En 1917 publicó su primer liibro de poemas, Pruforck and Others Obsertatios, al que seguirían sus piezas maestras, The Waste Land,(1922) y Four Quarterts (1943). En los últimos años de su vida de dedicó a escribir teatro.  Según a dicho Paz, «El erotismo no aparece en Eliot -mejor dicho: aparece de una manera negativa- mientras que yo siempre he creído en el abrazo de los cuerpos. Prefigura, como la metáfora poética, la unión de las almas y es un emblema viviente de la conjunción de los contrarios, ese doble ritmo de división y acoplamiento de los elementos y las substancias que mueve al cosmos y a los hombres. Es hermoso descubrir que el mundo encarna de pronto en un cuerpo que es asimismo un alma -un ser único. El mundo tiene entonces cara y nombre. Es un descubrimiento que no aparece en la poesía de Eliot pero que ha iluminado la mía... Eliot viene del protestantismo y su poesía es la expresión de la conciencia separada. Fue un desterrado del orden romano católico y de ahí su conversión a la iglesia anglicana. Su nostalgia de la cultura europea es doble -la nostalgia del angloamericano separado de la tradición central de Europa y la nostalgia del cristianismo separado de Roma por la escisión protestante. Mi caso es muy distinto. Vengo de la cultura católica española, es decir, vengo de la Contrarreforma. Además, soy mexicano y en mí el peso de las culturas precolombinas y de su arte terrible y dramático ha sido enorme. Entre mis fantasmas hay algunos que los europeos y los norteaméricanos no conocen o conocen sólo como demonios». Conversación con César Salgado: Poesía de circunstancias,  en Vuelta, nº 138, México, 1989.

3. Claude Couffon, Entrevista con Octavio Paz, en Cuadernos, nº 36, París, 1959.

4. «Como es sabido, los pachucos son bandas de jóvenes, generalmente de origen mexicano, que viven en las ciudades del Sur [de Estados Unidos] y que se singularizan tanto por su vestimenta como por su lenguaje. Rebeldes instintivos, contra ellos se ha cebado más de una vez el racismo norteaméricano. Los  pachucos  no reivindican su raza ni la nacionalidad de sus antepasados. A pesar de que su actitud revela una obstinada y casi fanática voluntad de ser, esa voluntad no afirma nada concreto sino la decisión -ambigua, como se verá- de no ser como los otros que los rodean. El pachuco  no quiere volver a su origen mexicano; tampoco -al menos en apariencia- desea fundirse a la vida norteaméricana. Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma». Octavio Paz, El pachuco y otros extremos, en El laberinto de la soledad, México, 1967, pg., 13.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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