Lector

Lector de libros inútiles
mira tu vientre adiposo
y tus manos corroídas por la artritis.

¿De qué sirvieron
las horas gastadas en pos
de una belleza de papel y palabras?

Más hubiese valido
saborear, ahora que ella te ronda,
las fragancias que ofrecía de joven.

La vieja desdentada no dará más de sí
como tú mismo, hoy que lamentas
los días y los meses de comercio
con libros y metáforas.

Harold Alvarado Tenorio