Bodas de plata
    La belleza de tu rostro
      y la dulzura de tu voz bastaron
      para que te amara.
    Un año pasamos juntos
      y luego a él regresaste.
    Ahora, que de nuevo le engañas,
      te duele el corazón
      y ante a mí
      crece tu desgracia:
      has comenzado a envejecer.
    Harold  Alvarado Tenorio
     
 